Como señala Paola Cortés Rocca en su prólogo, si bien vital y catártico, "Un final feliz no hace pública la privacidad de una mujer ni habla en representación de un grupo establecido de antemano -la gente que va al analista, las mujeres, los fotógrafos, los enfermos de cáncer-, sino que pone en duda la línea que separa el cuerpo y sus relatos, la palabra y sus efectos, el recorrido individual y su incorpora ción como saber en una comunidad de experiencia".