La infancia del mundo
Michel Nieva
Una mirada ciberpunk a la crisis climática. Una de las
voces más singulares de la literatura argentina
contemporánea.
El protagonista de esta historia no entiende el
significado de las palabras invierno , frío o nieve
porque nunca ha experimentado los fenómenos que
describen. Estamos en Victorica, provincia de La Pampa
argentina, en fechas posteriores a 2197, año en el que se
derriten los últimos hielos antárticos y sobreviene una
catástrofe climática sin precedentes, que transforma
radicalmente el paisaje de la región en un Caribe
Pampeano. En este contexto crece el niño dengue, el
protagonista, portador de este virus; un mosquito
humanoide cuyo aspecto monstruoso no solo lo convierte en
carne de cañón para sus compañeros de clase -comandados
por un tirano llamado el Dulce-, sino que también provoca
el desprecio de su propia madre.
Otro de los sorprendentes efectos del deshielo es la
aparición de unas poderosas piedritas telepáticas
provenientes de las entrañas terrestres que parecen
recuperar la sabiduría de la infancia del mundo, con las
que el Dulce y su hermano contrabandean. Pero este
inmundo mundo , según las palabras de Aurora Venturini
al comienzo de la novela, se ve amenazado por una crisis
socioambiental que se transforma en fuente de
especulación financiera, al tiempo que una multinacional
de ingeniería planetaria promete adecuar las geografías
de la Antártida Argentina, Marte, Júpiter y sus satélites
a las exigencias del turismo internacional.
Si el capitalismo ha destrozado la naturaleza, ¿puede
reutilizar sus propios métodos para reconstruirla? ¿Acaso
la realidad virtual que se les ofrece a los personajes en
el videojuego Cristianos vs. Indios es más vivible que
sus propias vidas?
La infancia del mundo está escrita al ritmo frenético de
las virofinanzas , con una prosa delirante que traza
puentes entre la picaresca, el manga, el body horror y la
ciencia ficción gaucha-punk. Michel Nieva juega a
terraformar utilizando los términos de su propio
universo un mundo de mundos que es tan rico y amplio
-siguiendo la estela de Kafka, Cronenberg, Octavia E.
Butler, Philip K. Dick o Junji Ito- como inaugural. El
resultado: una novela extraordinaria sobre un futuro
enloquecido que se transparenta, quizá con demasiada
claridad, en nuestro presente.