Reseña: Es necesario, urgente y posible dejar de
pensarnos como olas sin mar, como hojas sin árboles: "yo
me hice solo", "no le debo nada a nadie". Basta registrar
que respiramos el oxígeno que fabrican las plantas, que
nos nutrimos del agua y de los frutos de la tierra que
otros cultivan. Que nos vestimos, calzamos, y
transportamos gracias a otros. para darnos cuenta de que
nadie se hizo solo y que siempre se está siendo con otros
y formando parte de un delicado equilibrio cósmico. El
desocultamiento de la dimensión singular de las personas
viene a salvarnos de la masificación pero seguirá
provocándola si no se articula con la dimensión
relacional. Ambas dimensiones -singular y relacional- se
necesitan una a la otra como dos piernas de un mismo
organismo. Este libro no habla de utopías irrealizables.
Propone la recuperación de huellas de
futuros-mejores-posibles. Quienes se atrevan a formular
un "manifiesto" por una nueva cultura y una nueva
educación hallarán aquí muchas claves para lograrlo.