En la dedicatoria de El espejo que tiembla Abelardo
Castillo pronuncia, una vez más, el nombre secreto de
este libro: Los mundos reales. Será la llave para abrir
las puertas de estos relatos notables, que apelan al
terror o a lo fantástico y transmiten una inquietante
revelación: "Cuando lo imposible empieza a suceder, lo
más razonable es aceptarlo con naturalidad". Los
protagonistas de estas historias transitan por una
realidad que no es unívoca y permite la convivencia del
presente con momentos clave del pasado, la concreción de
deseos o sueños que de pronto cobran vida. Dos hombres
que han amado y perdido a una misma mujer y terminan
convocándola a través de unas fotografías; incomprenibles
transformaciones de identidad; mujeres que se detienen en
los diecisiete años, o que envejecen pero son eternas
calles de Buenos Aires que cambian de nombre pero en las
que perduran fragmentos de antiguos carnavales. Un mundo
de personajes solitarios donde, sin embargo, el otro
siempre está presente porque escucha, observa, acompaña,
ordena, retorna desde lo imposible o simplemente acecha
en la oscuridad. Maestro del difícil arte de contar,
Abelardo Castillo compone con prosa lúcida y transparente
una serie de historias deslumbrantes que borran las
fronteras entre lo imaginario y lo real, y que lo
confirman como un gran escritor.