Reseña: La reforma de la legislación electoral y de
partidos políticos, en 2009, reconoció la centralidad de
los mismos como garantía para la salud del sistema
político. En tanto la norma recogió regulaciones
tendientes a democratizar las relaciones inter e intra
partidarias, a resignificar su rol de representación de
intereses e intermediación de los conflictos sociales y a
garantizar la competencia electoral en condiciones de
equidad y transparencia, creó los estímulos suficientes
para la estabilidad y la legitimidad democrática.