Pensilvania, 1979. Llega un extraño a una gasolinera para
repostar. Conduce un Buick modelo 1954 pero en perfecto
estado. El conductor va al baño y nunca reaparece. La
policía se hace cargo del coche, que ahora no funciona, y
lo guarda en una nave detrás de la comisaría. Y aquí
empieza una historia escalofriante, la historia de un
coche perverso y malicioso, con vida propia. Los agentes
siguen su trabajo, pero el coche de vez en cuando
interviene: a veces sus radios y teléfonos no funcionan.
A veces el coche empieza a moverse, a producir relámpagos
y el maletero se abre para escupir objetos
indescriptibles... Hasta parece que es responsable de
varias muertes, entre ellas la del agente Wilcox. Años
más tarde el hijo del fallecido agente empieza a trabajar
en la comisaría y decide que ha de saber toda la verdad
sobre el Buick 8.